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Nuestro Entrañable Cine Argentino – La Columna de Mónica Incorvaia

Detrás de las estrellas (Parte 1)

por Mónica Silvia Incorvaia (*)

Leales, traicioneros, enamorados, vengativos… el cine argentino se valió de las estrellas de reparto que, cumpliendo su rol de secundar a los protagonistas, fueron el sustento de muchos de los films y que sin ellos, la historia contada no hubiese sido posible. Una enorme lista abarca a estos intérpretes que muchas veces recordamos en sus roles pero no con sus nombres específicos. Difícil es pues mencionarlos a todos, razón por la cual, en este caso, haremos dos notas que si bien tampoco los contemplan en su totalidad, al menos nos permite incluir a mayor cantidad –aunque siempre de manera arbitraria-, a modo de homenaje a estas estelares figuras que bien ganado tienen su lugar en el estrellato del mundo del espectáculo. 

El actor Tito Gomez junto a la actriz Mirtha Legrand

Con una particular tonada cordobesa, muchas veces como el enamorado no correspondido, o como el prejuicioso marido incorruptible, Tito Gómez (1920-2000) supo hacerse un lugar en el mundo del cine. Una de sus primeras películas fue Y mañana serán hombres (1939), junto a Sebastián Chiola. Fue el ardiente enamorado de Mirtha Legrand en La pequeña señora de Pérez (1944) y su aliado en La señora de Pérez se divorcia (1945). 

Personificó a un pícaro en Adán y la serpiente (1946) la primera película argentina prohibida para menores de 18 años. En 1956 acompañó a Ana María Campoy y José Cibrián en la comedia Cubitos de hielo. En su extensa labor cinematográfica, una de sus últimas actuaciones fue El asadito (2000) una original propuesta del director Gustavo Postiglione. 

Personaje fundamental en Los tres berretines (1933), enamorado frustrado en Dios se lo pague (1948), esposo riguroso en Historia del 900 (1949), fue el “presentador del cine” en la primera parte de El amor nunca muere (1955), y más de veinte películas que contaron con su especial voz, Florindo Ferrario (1897-1960), está dentro de esos imprescindibles que conforman este universo actoral. 

Un personaje muy particular fue María Santos (1899-1949). Debutó en 1939 en la película La fuga y participó en varios films, en la mayoría de los casos como una solterona eternamente enamorada. De su vasta filmografía, pese a su prematura muerte, podemos destacar  La casta Susana (1944), La serpiente de cascabel (1948), La doctora quiere tangos, (1949),  El ladrón canta boleros (1950), por mencionar algunas de sus interesantes participaciones. 

Ramón Garay (1896-1956), conocido por la frase “Saporiti nunca se equivoca” ha dejado una impronta del actor de comedia que sobresalió en más de 35 películas. Debido a esto podemos destacar algunas de ellas tales como Novios para las muchachas (1941), La muerte camina en la lluvia (1948), La vendedora de fantasías (1950). Su mejores actuaciones se dieron junto a Lolita Torres a quien acompañó en La mejor del colegio (1953) –donde hizo célebre la frase mencionada- La edad del amor (1954), Más pobre que una laucha (1955) y Novia para dos (1956). 

Contemporáneo del anterior, Mario Baroffio (1905-1962) personificó al marido “calavera” o al bonachón que se adapta a las circunstancias, en más de 20 films que lo destacaron. Su carrera comenzó en los años 30 y culminó con su muerte. De su vasta filmografía mencionamos Pelota de trapo (1948), El ladrón canta boleros (1950), La niña de fuego (1952), Nubes de humo (1958), y Buscando a Mónica (1962), una coproducción argentina-española que contó con la participación de Carmen Sevilla, Adolfo Marsillac, Alberto de Mendoza, Ana Casares, entre otros. 

Alejandro Maximino (1884-1963), fue un actor español de gran trayectoria en teatro. Pero incursionó en variadas interpretaciones de cine. Fue tanto un amigo fiel como un servidor complaciente de sus amos. Así destacan films tales como Cándida millonaria (1941), La dama duende (1945), El mucamo de la niña (1951), El ángel de España (1957), Una jaula no tiene secretos (1962). 

Y si de extensa filmografía se trata Héctor Calcaño (1894-1969), es un fiel exponente ya que participó en 68 películas. Dueño de una bonhomía particular, acompañó de manera impecable a los numerosos protagonistas que le tocó acompañar. Debido a que la lista es tan extensa, seleccionamos algunos al azar. El sobretodo de Céspedes (1939), Una novia en apuros (1942) donde una joven Eva Duarte forma parte del elenco, Concierto de bastón (1951), Mujeres casadas (1954), Rosaura a las diez (1958), La cigarra no es un bicho (1963), Operación San Antonio (1968). 

Lidia Rosa Tempone, conocida artísticamente como Yuki Nambá (1923-2006)

Retrato de la actriz Yuki Nambá (Lidia Rosa Tempone)

personificó a la porteña provocadora y arrogante, que ya mencionamos en notas anteriores. Si bien su actuación no fue numerosa, su presencia en las películas donde participó la hicieron un elemento de sostén para las figuras principales. Se inició con Peluquería de señoras (1941), con un papel secundario, tal como hizo en La casa de millones (1942) ambas protagonizadas por Luis Sandrini. 

Sus películas donde destacó su labor fueron Suburbio (1951), Mujeres casadas (1954), Sucedió en Buenos Aires (1954), Mercado de Abasto (1955), Para vestir santos (1955), y La morocha (1958). Las tres últimas interpretadas por Tita Merello como estrella principal. 

Un caminar desgarbado con algo de desparpajo es lo que Héctor Méndez (1913-1980) brindó a quienes accedieron a sus películas donde actuó ininterrumpidamente ya que su vida profesional abarcó desde 1938 hasta 1980. Entre la numerosa lista que compone su trabajo, elegimos Donde mueren las palabras (1946), Por ellos todo (1948), Los ojos llenos de amor (1954) El hombre que debía una muerte (1955), Kuma Ching (1969), Los drogadictos (1979). 

Pícara, simpática y traviesa, éstos fueron los roles que le tocó interpretar a Nélida Romero (1926-2015). Al igual que Héctor Méndez, su compañero en algunos films, realizó una extensa labor que culminó en el 2000 cuando fue su última participación en Quién está matando a los gorriones? También actuó en teatro, acompañando a figuras estelares. Dentro de su filmografía podemos destacar Las tres ratas (1946), Esposa último modelo (1950), El honorable inquilino (1951), Requiebro (1955), y la voz que durante toda la película se escucha llamando a Teodoro en Una jaula no tiene secretos (1962). 

Juan Carlos Galván (1932-2015) puede ser considerado tanto una figura de reparto como también un gran protagonista en los papeles que le tocó realizar. Su primera actuación data de 1955 cuando participó en Cuando los duendes cazan perdices (1955) continuando también una extensa carrera en películas tales como Del cuplé al tango (1959), Hombre de la esquina rosada (1962), Pampa Salvaje (1966) –remake- de Pampa Bárbara de 1945, Humo de marihuana (1968), Santos Vega (1971), Todo o nada (1984), Igualita a mí (2010). También se destacó en teatro y en televisión. 

Y así la lista continúa indefinidamente, para satisfacción de todos. Algunos más destacados que otros, todos fueron aportando su talento y amor por el cine argentino que nos permite aún hoy deleitarnos y a muchos añorarlos.

Es por esta razón que nuestra historia continuará…


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BIO. 

(*) Mónica S. Incorvaia es docente universitaria. Profesora titular en la Capacitación de Fotografía Documental (UBA-FFyL) que se dicta a su vez en el La Lumière. Docente del curso On Line de Historia del Cine Argentino de La Lumiére. Y profesora en la Universidad de Palermo en el área audiovisual .  

 

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Las mujeres en la historia

por Mónica Silvia Incorvaia (*)

El cine también tomó de la historia las mujeres que, de una u otra manera, jalonaron episodios de la Argentina. Si bien el panorama no es muy amplio en este aspecto, vale la pena rescatar algunas de estas personalidades que fueron encarnadas por actrices que, en su momento, tuvieron el favor de su público. 

Resulta significativo y a la vez curioso, que uno de los primeros filmes que toma este tema fue realizado en 1945 y evoca la figura de la primera mujer en estudiar una carrera universitaria, la cordobesa Élida Passo. La película se llamó Allá en el setenta y tantos… y fue dirigida por Francisco Mugica. La Protagonista fue Silvana Roth, representando a esta mujer, si bien el nombre que se le dio fue el de Cecilia Ramos. Todo un hallazgo al proclamar la enorme lucha que tuvo que vivir el personaje ante el espanto de una sociedad que no admitía que una mujer realizara este tipo de estudios.   

En los años cincuenta y producto quizá de la aprobación del voto femenino, varios fueron los nombres que la pantalla recogió para contar sus vidas o tomar a las mujeres como ejes de historias creadas. De este modo, en 1954, se filma la vida de Mariquita Sánchez de Thompson, encarnada por Fanny Navarro, en la película El grito sagrado, relatando los avatares de esta mujer que tuvo un papel destacado en la historia argentina, siendo su director Luis César Amadori.

Será el mismo Amadori, quien al año siguiente dirige El amor nunca muere. Un film que consta de tres episodios, en donde el primero toma como eje a la actriz Trinidad Guevara, de una extensa actuación en los teatros rioplatenses. Nacida en Uruguay, actuó en Buenos Aires y fue vinculada amorosamente con el primer actor argentino, Juan Aurelio Casacuberta

En 1957, será Kurt Land quien dirigirá Alfonsina, la vida novelada de la gran poetisa, protagonizada por Amelia Bence, quien curiosamente de pequeña conoció a esta escritora cuando actuaba en el teatro infantil Labardén y según la actriz la marcó para toda su vida.

Pasarán algunas décadas para que un personaje histórico trascienda cinematográficamente. Y esta vez será en una de las películas más trascendentales del cine argentino. Camila, realizada en 1984, con la dirección de María Luisa Bemberg, marcó quizás un ante y un después en el modo de encarar la realización artística y escénica de una película. La vida y la muerte de Camila O’Gorman ha quedado como una de las mejores realizaciones del cine nacional.  Estuvo nominada para el Oscar de la Academia de Hollywood. 

Hacia 1992, Barney Finn, tomó al personaje de Victoria Ocampo para realizar un film que dividió en cuatro momentos la vida de esta escritora. De ahí el nombre elegido, Cuatro caras para Victoria, donde cuatro actrices: Carola Reyna, Nacha Guevara, Julia von Grolman y China Zorrilla interpretaron cuatro momentos de su existencia. 

Lola Mora fue realizada en 1996, bajo la dirección de Javier Torre, la cual narra la historia de la escultora tucumana que asombró a la sociedad de su época por las características de su obra, donde la sensualidad prima de manera directa. “La fuente de las Nereidas” es sin duda su obra cumbre, fue emplazada en distintos lugares de la ciudad de Buenos Aires debido a la interpretación que muchos sectores de la sociedad dieron en su momento. 

En 2009 una cándida Sabrina Garciarena, personifica a Felicitas Guerrero en la película Felicitas, dirigida por Teresa Costantini. Una historia real y dramática que tuvo en vilo a la sociedad de la época de fin del siglo XIX. Considerada la mujer más bella de su época, tuvo un triste final asesinada por un despechado Enrique Ocampo, uno de los hombres de su vida,  quien momentos posteriores al hecho muere también en un confuso episodio. Hoy, la iglesia de Santa Felicitas se erige en el barrio de Barracas, de la ciudad de Buenos Aires, levantada por sus padres para paliar aquella tenebrosa historia. Según los relatos novelados, todos los 1º de noviembre una joven vestida de blanco se pasea por el lugar. 

La imagen más representada dentro de la cinematografía nacional fue, sin duda, Eva Duarte, cuya profesión inicial fue la de actriz pero que pasó a la historia como Eva Perón o Evita con la gran influencia política que tuviera para su época. Fallecida muy joven, en el momento culminante de su vida, es hoy un personaje que no pasa inadvertido. 

Muchas fueron las películas y las actrices que la personificaron, obviamente, varios años después de su muerte pero es digno de mencionarse las más destacadas y quiénes se pusieron en la piel de ella. 

La primera versión sobre su vida fue realizada por una joven Flavia Palmiero quien, dirigida por Eduardo Mignona la protagonizó en 1984 en la película Quien quiera oír que oiga , un film con características de documental que narra la historia de Eva desde sus orígenes en Junín y su viaje a la ciudad de Buenos Aires en procura de su anhelo por  ser actriz. 

No podemos dejar de mencionar Gatica, el mono película de Leonardo Favio realizada en 1993 que si bien Evita es presentada colateralmente a través de la personificación de Cecilia Cenci, el film le da un espacio más que interesante a esta época de la historia argentina. 

Un caso más que particular lo representa Evita, el film de Alan Parker  de 1996, donde el personaje, basada en la ópera del mismo nombre lo protagoniza Madonna. Fue ganadora de importantes premios internacionales, entre ellos tres Globos de Oro y un premio Oscar dentro de las  cinco nominaciones que se le asignaron, si bien despertó serias contradicciones en el público nacional.  

El mismo año, Juan Carlos Desanzo dirigió una de las mejores versiones según la crítica especializada. Se trata de Eva Perón, la verdadera historia donde Esther Goris realizó una muy buena interpretación de Eva. fue ganadora de varios premios nacionales, entre ellos el Cóndor de Plata a la Mejor actriz, Mejor guion original y Mejor dirección artística de la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina.

Ay Juancito! Refiere a la vida de Juan Duarte, hermano de Eva, un personaje excéntrico con una vida bastante agitada. En la película Eva es caracterizada por Laura Novoa, y aunque no es el eje del film, su participación es mas que importante para la historia. Realizada en 2004 y dirigida por Héctor Olivera. En ella también aparecen dos actrices muy destacadas de la época, y a quienes se le adjudicaron su tormentosa relación con el protagonista. Si bien sus nombres no aparecen de manera directa, es lógico suponer que Inés Estevez personificó a Alicia Dupont (supuestamente sería Elina Colomer) y Leticia Brédice a Ivonne Pascal (que representaría a Fanny Navarro).  

En 2011 Paula Luque dirige Juan y Eva. Esta vez será Julieta Díaz quien la interpretará. La película centra su atención en la relación que mantuvo con Perón y el momento histórico que le tocó vivir, si bien se reviven algunos hechos reales donde la abanderada de los humildes tuvo un rol fundamental.

El mismo año será Susú Pecoraro quien se pondrá en la piel de Estela de Carlotto a través de la película Verdades verdaderas dirigida por Nicolás Gil Lavedra.  La trama apunta a los años de la dictadura donde Carlotto luchó denodadamente por la recuperación de los nietos secuestrados. Un dato curioso es que ella personalmente logró recuperar al suyo tres años después de la realización de la película. 

Valientes y luchadoras, estas mujeres contribuyeron a la historia nacional de diversas maneras. Dejando su impronta, procurando hacerse paso en una sociedad que en algunos casos, las obvió o no les dio el lugar que tan dignamente les correspondía. 

Será el cine quien les dará el lugar, pese a las contradicciones que todos personaje genera,  que merecidamente les corresponde por la pasión y la convicción con que llevaron adelante sus vidas.

 

 


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BIO. 

(*) Mónica S. Incorvaia es docente universitaria. Profesora titular en la Capacitación de Fotografía Documental (UBA-FFyL) que se dicta a su vez en el La Lumière. Docente del curso On Line de Historia del Cine Argentino de La Lumiére. Y profesora en la Universidad de Palermo en el área audiovisual .  

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Nuestro Entrañable Cine Argentino – La Columna de Mónica Incorvaia

Pasión de multitudes…

por Mónica Silvia Incorvaia (*)

Siendo el cine reflejo de la sociedad de su momento o referente de un período de la historia de su país, en nuestro escenario el fútbol no podía estar ausente. Como complemento de un relato, eje de una problemática social, o a modo de divertimento, muchas de las películas tomaron este tema y lo desarrollaron en función de sus propuestas. 

En 1933, se estrena la segunda película sonora (si bien hay disparidad de criterios en si no fue la primera) Los tres berretines, donde se plantean las tres pasiones que conmovían a los argentinos: el fútbol, el tango y el cine. Y si bien cada uno de ellos están desarrollados a la par, se toma el fútbol por ser la primera vez que la pantalla trató el tema. El jugador fue interpretado por un profesional, Miguel Ángel Lauri quien se desempeñaba en ese momento en el Club Estudiantes de la Plata. A su vez, las escenas donde aparecen secuencias de partidos fueron tomadas de auténticos enfrentamientos deportivos.  

Hacia 1937, Luis Sandrini, ya reconocido por sus apariciones en las primeras películas “habladas”, protagoniza El cañonero de Giles, donde viste la camiseta (en esa época camisa) del club River Plate personificando a un jugador convertido en estrella debido a su gran destreza incentivada al escuchar el ladrido de un perro. El título alude al crack Bernabé Ferreira, perteneciente a ese club y a quien se apodaba El mortero de Rufino. En tono de comedia, si bien la película no contó con una crítica muy loable, el tema tratado fue el gancho para su difusión. Sin embargo, Sandrini insistió con el tema en películas tales como Fantoche (1957) y La fiesta de todos (1979), entre otros films.

En 1948, con la dirección de Leopoldo Torres Ríos y el protagonismo de Armando Bo, Pelota de trapo tuvo una buena recepción ya que la película contiene los elementos inherentes al momento histórico que se vivía, un niño de humilde origen llega a convertirse en ídolo pero debe retirarse por padecer un problema cardíaco. Emoción y tristeza, los componentes infaltables para la época. 

El mismo director filma al año siguiente Con los mismos colores, aprovechando el éxito de la película anterior, acompañado por el guion de Ricardo Lorenzo (Borocotó). En este caso el recurso para lograr el “gancho” deseado fue convocar a tres estrellas del fútbol de ese momento: Alfredo Di Stéfano, Norberto “Tucho” Méndez y Mario Boyé. Un modo de conjugar el deporte con una simple historia barrial. 

Afiche promocional del film “Con los mismos Colores”

No podía faltar el homenaje a quien introdujo el fútbol en la Argentina, por lo que en 1950, se presenta Escuela de Campeones, película dirigida por Ralph Pappier evocando la figura de Alejandro Watson Hutton, artífice de traer este deporte y da vida al primer equipo nacional, el Alumni. Para muchos la mejor actuación de George Rigaud, personificando a su creador. 

El hincha (1951) constituye para la parcialidad de Boca la película que más representa a los fanáticos del club de la Rivera donde Discépolo, confeso simpatizante, representa al auténtico fanático que apoya a su amigo para que se convierta en ídolo. Este extraordinario escritor, director y autor siempre se adjudicó la mención de ser él el jugador Nº 12, como testimonio de su pasión por el club de sus amores. 

Como continuación de algún modo de Pelota de trapo, el mismo equipo técnico y actoral filman en 1953 El hijo del crack, con la incorporación del niño Oscar Rovito –estrella radial de la serie Tarzán que fuera un éxito incuestionable-. Quizá más dramática aun que la anterior, el relato se basa en la relación de un hijo con su padre con severos problemas físicos. (¿Acaso una búsqueda de emulación de De Sica en Ladrón de bicicletas de 1948?)

Tomada de una historia real, El cura Lorenzo (1954) evoca la figura del sacerdote que inspiró la creación del club San Lorenzo de Almagro. Si bien la historia puede estar idealizada, es innegable la labor desarrollada por el padre Lorenzo Mazza, quien hacia 1908, conoció a un grupo de muchachos del barrio que se autodenominaban Los forzosos de Almagro. Frente a los inconvenientes de jugar en la calle, les propuso hacerlo dentro del Oratorio de San Antonio. Este acontecimiento sería la etapa previa de la fundación del Club Atlético San Lorenzo de Almagro.

En 1960, otra mirada dramática se incorpora a este tipo de películas con El crack, primera película de José Martínez Suárez, donde se pone en evidencia la trama del negocio del fútbol. Su intérprete fue un jugador chileno, Osvaldo Castro, de gran trascendencia en su país. Conformada por un importante elenco y con música de Astor Piazzola, la película juega con los “mitos” e ilusiones que se forman alrededor de este deporte.  

Fotograma extraído del film “El Crak”. Primero en la hinchada el actor Marcos Zucker

Siguiendo la línea de títulos anteriores, Armando Bo juntamente con el periodista deportivo Borocotó, filma en 1963 Pelota de cuero (Historia de una pasión). En este caso refiere al ocaso de un futbolista perteneciente a Boca Juniors que no concibe otra vida si no está ligada al club del cual es fanático. 

Si bien no entró en el círculo comercial, Pasión Dominguera (1970) narra, como su nombre lo indica, el amor incondicional hacia el fútbol pese a todo. Esta película contó con un nutrido elenco compuesto por las estrellas más reconocidas de la época, tanto en el ámbito actoral como en el deporte y en la música. 

Imposible no mencionar la película galardonada con el segundo Oscar que Argentina recibió, El secreto de sus ojos (2009), que si bien no refiere al tema de forma directa, la estupenda actuación de Guillermo Francella más la escena en la cancha supuestamente de Racing (pero que se filmó en el la del Club Huracán), pone en evidencia parte de la trama de un film de culto para el cine argentino. 

El tipo puede cambiar de todo, de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios… pero hay algo que el hombre no puede cambiar, no puede cambiar de pasión…. Contundente frase que Sandoval (Francella) le dice a Expósito (Darín), la cual dicha de otra manera se le atribuye a un escritor de la talla de Eduardo Galeano pero que algunos memoriosos consideran que la utilizaba Bernardino Veiga, fanático comentarista deportivo en la campaña del club Boca Juniors de los años sesenta,  cuando manifestaba que un hombre podía cambiar de mujer y de signo político, pero no de camiseta.   

Por supuesto que la lista es mucho más extensa, y fue creciendo con transcurso de los años, aquí sólo ha quedado esbozada una parte de esta pasión que pese a todo, sigue concitando sueños, amores … y multitudes sufrientes, fanáticas y que sueñan con el triunfo (a veces negado) del club al que aman incondicionalmente.


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 (*) Mónica S. Incorvaia es docente universitaria, profesora titular en la Diplomatura de Fotografía Documental (UBA-FFyL) que se dicta a su vez en el Instituto La Lumière, cómo también del curso On Line de Historia del Cine Argentino de La Lumiére y en la Universidad de Palermo en el área audiovisual.