Nuestro Entrañable Cine Argentino – La Columna de Mónica Incorvaia

Ardientes, brujos y apasionados…

por Mónica Silvia Incorvaia (*)

Pequeña presentación a modo de Prólogo por Gabriel Pimenta

Hace casi 10 años que me “nacionalicé” cordobés, y no es que no vuelva seguido a Buenos Aires, pero cada vez que me entero que algún visitante de mi  ciudad viene para estos pagos, realmente intento más no sea, tomarme un café con el o con ella y charlar de mi vieja ciudad porteña. Pero con Mónica Incorvaia, me pasa algo más, algo que va un poco más allá de las callecitas de Buenos Aires tienen ese que se yo… el sentido amor por el cine.  Tanto es el cariño que sentimos por la pantalla grande que nos llevó a encontrarnos una vez a la semana desde la distancia y a través de un programa de radio, yo desde Córdoba hablando dos horas de algunos films, entrevistas cada tanto a algún que otro cineasta local ó delirando con detalles absurdos de películas aún más absurdas. Y Moni llamándonos desde Baires , nos deleitaba con su sección especializada en la historia del cine nacional: “Nuestro entrañable Cine Argentino”. Y así fuimos entretejiendo el oyente, ella y yo los misterios y pasiones de nuestro cine. Pero un día el programa de radio se terminó y nos quedamos tanto Moni cómo yo con una sensación de vacío… Por eso luego de algunas idas y venidas me emociona ofrecerles en estas “paginas” del blog de La Lumiére Escuela la primera de muchas notas que mi querida amiga Mónica Incorvaia nos regala con la promesa vigente de volver a entretejer esas misteriosas, dulces y enredadas historias que sólo ella conoce de Nuestro entrañable Cine Argentino.

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Así como el cine tiene géneros y subgéneros, las modas y sus costumbres a lo largo de su historia le fueron brindando al público características y modos de decir y expresarse, copiando a otros o inventándose a sí mismos. 

Los besos del cine (o del biógrafo) constituyen todo un universo pensado para soñar, amar y hasta degustar a aquellos artistas por lo que tanto suspiraron los públicos de cualquier identidad. 

Haciendo click sobre la imagen podés ver la escena de los besos de Cinema Paradiso

En 1988, con 31 años, Giuseppe Tornatore filmó Cinema Paradiso, donde el protagonista –Salvatore- recibe ya de grande el legado de Alfredo, el operador del cine quien le deja como recuerdo las escenas compaginadas “de besos” en una sola película que el cura del pueblo había censurado.

Este film, galardonado con el Oscar de la Academia de Hollywood a la mejor película extranjera, constituye todo un testimonio de la importancia que se le han dado a estas escenas que marcan todo un hito en la historiografía cinematográfica.  

Unas décadas antes, hacia 1954 la llamada Meca del Cine presentó el film De aquí a la eternidad, que posee una de las secuencias considerada de las más sensuales que se hayan podido hacer. En ella Debora Kerr y Burt Lancaster protagonizan un momento en la playa donde se besan apasionadamente a la orilla del mar mientras sus cuerpos son bañados por las aguas. 

Argentina no podía estar exenta de esta característica y también contó con “besos de películas” que enamoraron a su fiel público. 

Fueron “los galanes” quienes le dieron cuerpo y alma a estas demostraciones. Se podría empezar por Carlos Gardel, pues aunque sus películas no fueron rodadas en la Argentina, sus admiradores disfrutaron a su vez de sus canciones y de su porte. 

Aunque también hubo una mujer sufriente y dolida como Libertad Lamarque, que padeció la angustia del sometimiento en Besos Brujos (1937), ante el acoso de Carlos Perelli, mitigado por uno de sus galanes favoritos: Floren Delbene

Afiche del film Morir en su Ley

Pero quienes se llevan el máximo galardón fueron los exponentes de la época de oro del cine nacional, tal el caso de Juan José Miguez que interpretó  junto a Tita Merello escenas pasionales en Morir en su ley (1949) y Mercado de Abasto (1955). 

Tampoco podemos dejar de nombrar a Hugo del Carril, el mayor galán, para muchos. Sus besos quedaron registrados en varias de sus películas como Pobre mi madre querida (1948), donde besa a las protagonistas, Aída Luz y Graciela Lecube. O En las aguas bajan turbias (1952), en la cual, además de una extra que recibe un apasionado beso, la beneficiada fue la italiana Adriana Benetti, por nombrar dos de una larga lista de escenas excitantes. A su vez, resulta destacable los encendidos momentos que Herminia Franco y Pedro Laxalt realizan, invadidos de “esos besos” (y demás) característicos de la época. 

Roberto Escalada fue otro de los representantes más recordados. Junto a Mecha Ortiz interpretaron películas que sonrojaron a más de una, como Safo, historia de una pasión (1943), Madame Bovary (1947), Cartas de amor (1951) y La sombra de Safo (1957). Y si esto no fuera poco, dos películas en donde participa y llevan por título estos sugestivos nombres: Cinco besos (1945) y Un beso en la nuca (1946), acompañado en ambas por Mirtha Legrand. 

Pero si de romanticismo puro se trata, la pareja joven que llenó de ternura las pantallas fue la conformada por Gilda Lousek y Enzo Viena. Ambos debutaron en Una cita con la vida (1958), sedujeron en He Nacido en Buenos Aires (1959) y su continuación Mi Buenos Aires querido (1961), dejando en esta última un tendal de lágrimas que inundaron las salas, especialmente en las  matinés de señoras. 

Armando Bo junto a la bella Coca Sarli

Una década después, la cosa se puso más ardiente cuando Susana Giménez y Carlos Monzón filmaron La Mary (1974), donde el sexo y la pasión se mostraron en su máxima expresión. 

Y en cuanto a la querida Coca Sarli, merece un párrafo aparte porque sus besos con Armando Bo han quedado como testimonio de un gran amor que

ambos pudieron y supieron vivir a su manera, aunque hayan sido ficcionados para la pantalla grande. 

Por supuesto que la lista es interminable si consideramos los años transcurridos, y cuánto necesitaríamos de un Alfredo que como hizo con Salvatore, nos recopilara tanta pasión, ternura y por qué no, ilusión….

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 (*) Mónica S. Incorvaia es docente universitaria, profesora titular en la Diplomatura de Fotografía Documental (UBA-FFyL) que se dicta a su vez en el Instituto La Lumière, cómo también del curso On Line de Historia del Cine Argentino de La Lumiére y en la Universidad de Palermo en el área audiovisual.  

 

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