Nuestro Entrañable Cine Argentino – La Columna de Mónica Incorvaia

Sensuales, Eróticas y Seductoras

Escrito por Mónica Silvia Incorvaia (*)

Una de las primeras mujeres que contó con las características que dan título a la nota fue Tilda Thamar (1921-1989), quien comenzó su carrera a fines de los años 30 y se destacó en los años 40 y 50. Con una voz muy particular y la seducción a flor de piel, destacó por estas condiciones y por una belleza muy diferente “al común” para el cine argentino. Esta actriz también está relacionada con la fotografía, ya que fue la protagonista de un desnudo artístico de una calidad estética inimitable que le realizara

Tilda Thamar – fotografía de Sam Levin, 1949

Annemarie Heinrich (fotógrafa alemana nacionalizada argentina, especializada en retratos y desnudos, que fotografió a las estrellas del cine argentino durante los años ’40) en los años 40. Protagonizó junto a Enrique Serrano Adán y la serpiente en 1946, la primera película argentina calificada “prohibida para menores de 18 años” y censurada en Chile por “razones de moral y buenas costumbres” en septiembre del mismo año. 

Pero el prototipo de la mujer argentina es quizá Nelly Panizza (1929-2010), considerada “la vampiresa del arrabal” por su porte voluptuoso. Si bien su carrera artística fue extensa, es en los años 50 donde se desarrolla con mayor intensidad, filmando en 1954 Sucedió en Buenos Aires y Mujeres casadas. En 1965 filmó junto a Vittorio Gassman Un italiano en la Argentina, con la dirección de Dino Risi. 

Y también el mambo tuvo sus protagonistas, Blanquita Amaro (1923-2007) y Amelita Vargas (1928-2019) –ambas cubanas- enloquecieron a los señores de la época con sus insinuantes formas y sus caderas bamboleantes. Protagonistas de comedias musicales, donde mostraron todo su histrionismo y simpatía, también brillaron en los teatros de revistas de los años 50. Amaro continuó su carrera en los Estados Unidos, mientras que Vargas se radicó en Argentina, sin perder su acento característico. 

Amelita Vargas en una postal de la época

En 1954, una consagrada Lolita Torres filma La edad del amor. Dentro del elenco se encontraba una vedette cuyo nombre era Morenita Galé (1930-1977). “La bomba del cha cha chá”, como se la conocía, volvió a actuar junto a Torres en Amor a primera vista, personificando –como en el caso anterior- el papel de caprichosa y malvada. También actuó en otras películas, siempre destacando sus curvas exuberantes. 

Mi marido hoy duerme en casa, fue una comedia brillante estrenada en 1955 y que contó con un gran elenco encabezado por Francisco Álvarez y Leonor Rinaldi, junto a ellos encontramos a May Avril, bailarina del Folies Bergère e integrante del Lido de París, que se radicó en Argentina hacia 1953. Con su típico acento francés, compuso un personaje acorde con su aspecto de vedette. Si bien no fue el cine su fuerte, su labor artística se desarrolló mayormente en el teatro nacional. 

Si bien su carrera se desarrolló más en televisión, también merece mencionarse a Paullette Crhistian (1927-1967), vedette y cantante francesa que incursionó en el cine en 1955 con la película Mi marido y mi novio, junto a otro compatriota de destacada actuación en nuestro medio, Georges Rivière.  También actuó en Amor se dice cantando (1958), una coproducción argentina-mexicana cuyos protagonistas fueron Julia Sandoval y el cantor Miguel Aceves Mejía. 

Pero el mayor protagonismo se lo lleva indudablemente Isabel “Coca” Sarli (1929-2019). Con una carrera iniciada en 1958, durante casi tres décadas fue la artista fetiche de su gran amor, Armando Bo, con quien realizó casi treinta films. Con películas de alto voltaje erótico, supo hacerse ganar el corazón de los argentinos que la convirtieron en una de las figuras más estelares de la cinematografía argentina. 

Isabel “Coca” Sarli

En casi todas las películas “el gancho” era ver a esta belleza bañándose en cuanto río y arroyo tiene la Argentina, o casi. Y si bien sus argumentos tenían por fin mostrar su cuerpo escultural (sin siliconas), su lucha por la libertad de expresión que realizó junto a Bo, la convirtieron en un ejemplo de honestidad y humildad. 

Se podría decir que su contrafigura fue Libertad Leblanc (1938), quien hace su aparición hacia 1960, realizando films donde la desnudez y las escenas sexuales eran prioritarias. Siempre se supo acompañar de los galanes de la época, que servían de partenaire y también de atracción para los personajes que compuso. Tal el caso de José María Langlais, Fernando Siro, Héctor Pellegrini o Guillermo Murray, entre otros. Se considera que su película más destacada es Acosada de 1964, una producción argentina-venezolana. 

Morochas o rubias, argentinas o extranjeras, ellas supieron dar con sus despampanantes figuras un toque particular a la escena argentina. Si bien en algunos casos no tuvieron actuaciones destacables, sí supieron asombrar, y desvelar a toda audiencia que tanto las ponderó… 

 


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 (*) Mónica S. Incorvaia es docente universitaria, profesora titular en la Diplomatura de Fotografía Documental (UBA-FFyL) que se dicta a su vez en el Instituto La Lumière, cómo también del curso On Line de Historia del Cine Argentino de La Lumiére y en la Universidad de Palermo en el área audiovisual.  

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