Nuestro Entrañable Cine Argentino – La Columna de Mónica Incorvaia

El Cine, Territorio de Promisión – (Europa) (*)

por Mónica Silvia Incorvaia (*)

 

Así como la Constitución Nacional nos dice “para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino…”, el cine también abrió sus brazos para dar cabida a muchos artistas que, por diversas circunstancias recalaron en nuestro país. 

Basta recordar que durante 1880-1930 arribaron al país, provenientes de Europa en su gran mayoría, alrededor de 4.00.000 de personas que lo hicieron en la búsqueda de una mejor calidad de vida, brindando para ello su trabajo y su sacrificio. En los años posteriores se siguió dando este fenómeno debido a los grandes conflictos bélicos que se desarrollaron en el viejo continente.

Debido a esto, serán los países que componen este continente quienes darán estrellas que brillaron en este firmamento haciendo gala de sus interpretaciones. Algunos lo hicieron simplemente por coproducciones internacionales, otros esporádicamente y varios porque encontraron en Argentina su lugar en el mundo. 

Como en los casos anteriores, hemos hecho una selección de esta inmensa cantidad de figuras que pasaron y se eternizaron en las pantallas argentinas. 

En este caso las menciones se harán por país, para poder apreciar cómo y cuánto cada una de estas naciones aportaron con su gente lo suyo en beneficio de la industria cinematográfica.

España

Ya sea por el idioma o las circunstancias políticas, fue el país que más intérpretes ha legado. Hablar de todos ellos representaría una enciclopedia. A modo de homenaje, tomamos a algunos, como tributo a todos éstos que vinieron a actuar y a mostrar sus grandes dotes artísticas. 

Dueña de una voz inconfundible y considerada una de las mejores actrices del cine argentino, Amalia Sánchez Ariño (1883-1969), ha quedado en el ideario colectivo por ser una intérprete que tanto se adaptó a hacer personajes secundarios como a protagónicos inolvidables. 

Llegada a la Argentina en 1937, con la compañía de Margarita Xirgú, tuvo el honor de estrenar junto a un elenco estelar Bodas de Sangre, llevada al cine al año siguiente. Con una carrera iniciada ese año y culminada en 1960, con casi 40 películas en su haber, destacamos Mosquita Muerta (1946), Nacha Regules (1950), Los árboles mueren de pie (1951) –su trabajo más relevante-, Requiebro (1955), La pícara soñadora (1956). 

José Comellas (1902-1970). En su papel de padre, en varios films, transitó tanto el drama como la comedia, siendo el soporte en algunos casos de la protagonista a la que le tocó acompañar.  En La barra de la esquina (1950), fue el padre de María Concepción César; repitiendo el rol junto a Lolita Torres en La mejor del colegio (1953) y en Un novio para Laura (1955). Representó al tío-tutor de Virginia Luque en Del cuplé al tango (1959). Filmó una veintena de películas entre 1941 y 1969. También participó en obras de teatro, en papeles secundarios y en dos ciclos de televisión. 

Pedro López Lagar (1899-1977). Llegó a la Argentina, con la compañía de Margarita Xirgú en 1937, representando obras del repertorio lorquiano. Fue intérprete de autores tales, además de Lorca, como Arthur Miller, Alejandro Casona y Calderón de la Barca, representándolos tanto en teatro como en radio. 

En el cine nacional se inició en 1938, en Bodas de Sangre. En 1941 se consagró en el film Historia de una noche, dirigida por Luis Saslavsky, acompañado por intérpretes de la talla de Santiago Arrieta y Sabina Olmos

Hasta 1951, año en que viajó a México, realizó unos 25 films, destacándose en Celos (1946), Albéniz y A sangre fría, ambas de 1947, entre otros. Algunas de estas películas le valió el Cóndor de Plata en 1947 y 1948. 

Enrique Diosdado (1910-1983). Fue el enamorado militar en La dama duende (1945), el capitán de Granada en María de los Ángeles (1948), y un oscuro personaje en Buscando a Mónica (1962), Se desempeñó en varias actuaciones cinematográficas donde lo tuvieron también como protagonista galán, sin olvidar el personaje que realizara junto a Margarita Xirgu en 1938 en Bodas de Sangre.

Dueña de una voz inigualable y de una belleza deslumbrante para la época Nati Mistral (1928-2017), personificó a la cantante que enamoró a Enzo Viena en Mi Buenos Aires querido (1961), película que la hizo conocer en Argentina y le abrió su carrera en su mejor faz como recitadora y cantante, a través de espectáculos teatrales que aún hoy se recuerdan. 

Adolfo Marsillac (1928-2002). Director de la Comedia Nacional de España y actor de carácter, se presentó en Argentina en la ya comentada película Buscando a Mónica (1962), en un papel que no le hizo mucho honor a lo que fue luego su gran carrera en España como actor y director. Su actuación en la serie de la Televisión Española personificando a Santiago Ramón y Cajal es uno de sus mejores papeles. 

Sólo en dos películas argentinas se lo vio a Germán Cobos (1927-2015), si bien tuvo una destacada actuación en su país tanto en cine, como en teatro y también en televisión. Los dos films fueron Hombres y mujeres de blanco (1962) y 40 años de novio (1963) donde hizo pareja con Lolita Torres y siendo doblado por Osvaldo Miranda en su voz para ser más creíble al personaje.

Más cerca en nuestra historia se encuentra Imanol Arias (n. 1956). Su irrupción fue en aquel sacerdote que enamoró a más de una en Camila (1983) encarnando a Ladislao Gutiérrez y participando en muchas películas nacionales tales como: Tango Feroz (1993), Buenos Aires me mata (1997), Mi primera boda (2011), entre otras. 

José Sacristán en un fotograma del film Un lugar en el mundo (1992)

Y no podemos dejar de mencionar a José Sacristán (n.1937) quien tiene una enorme trayectoria en su país. En Argentina se destacó en Un lugar en el mundo (1992), Convivencia (1993), Roma (2004) por nombrar solo algunas de su gran labor actoral. 

 

Francia 

Ana María Cassan (1936-1960). Llegó a la Argentina hacia 1950 junto con sus padres. 

En 1952 fue elegida Princesa de la Televisión Argentina, en el primer concurso de ese tipo, conducido por la periodista Mendy en Canal 7 (de Buenos Aires). Filmó varias películas hasta su prematura muerte, tales como Ensayo Final (1955), Al sur del paralelo 42 (1955), El diablo de vacaciones (1957), y algunas más. 

Paulette Christian (1927-1967) y May Avril (1928-2003) ya fueron mencionadas en otras notas pero volvemos a nombrarlas aquí a modo de homenaje a dos vedettes que si bien tuvieron muy pocas actuaciones en cine, son merecedoras de ser recordadas en este espacio. 

Retrato del actor francés George Riviere

George Riviere (1924-2011) Galán por antonomasia, este rubio seductor protagonizó varias películas en Argentina especialmente durante la década del 50 para luego continuar su carrera en Francia, Alemania e Italia. Transitó tanto el drama como la comedia blanca; destacándose en el primer caso en Sucedió en Buenos Aires, Mujeres casadas, realizadas en 1954 y Pájaros de cristal (1955). Como seductor incurable se encuentran Mi marido y mi novio, De noche también se duerme ambas del mismo año (1955) y Las campanas de Teresa (1957). 

George Rigaud (1905-1984). Aunque nació en Argentina, su infancia y adolescencia las desarrolló en Francia, lo cual le dio un tono gálico que fue su sello distintivo. Se afincó en nuestro país a partir de la Segunda Guerra Mundial, retornando a Europa hacia 1958, donde se radicó definitivamente en España para continuar su labor actoral, si bien alternó con producciones americanas. 

Fue el galán de estrellas tales como Zully Moreno, Libertad Lamarque y Delia Garcés, entre otras. De ésta última sobresale Casa de Muñecas (1943), la obra teatral de Ibsen llevada al cine. Fue un sádico personaje en Deshonra (1952). 

Se destacó en el papel de Alexander Watson Hutton, el educador que trajo el fútbol a la Argentina en Escuela de Campeones (1953) junto a Silvana Roth, siendo éste quizá su papel más memorable. Y tuvo un papel fundamental en Más pobre que una Laucha (1955), enfrentado con Alberto Dalbes– su hijo en la ficción- por el amor de Lolita Torres.  

 

Italia

Procedente de este país, mencionaremos a algunos que si bien varios de ellos se afincaron en Argentina, merecen ser recordados porque fueron representantes en su momento de una nacionalidad que mucho ha dado a la identidad nacional. 

Si bien ya fue presentada en notas anteriores, no podemos dejar de nombrar a Emma Gramatica, que aunque no realizó muchos trabajos en Argentina, legó dos actuaciones memorables, tales como Pobre mi madre querida (1947) y Mi vida por la tuya (1950), donde se lució en el drama de manera incomparable. También encabezó compañías teatrales en Buenos Aires y en el teatro Solís de Montevideo, Uruguay. 

A su vez, Carlos Barbetti (s/f), tuvo una destacada actuación en nuestro medio en los años 50. Durante esa década se destacó en La casa grande (1952), El barro humano (1953) y quizá en su actuación más recordada como el frutero en Mercado de Abasto (1955).

También Inés Murray (1900-1984) la Minerva que desde su puesto en Mercado de Abasto (1955) bautizaba “Rabanito” al hijo de Tita Merello. Participó en muchas películas a lo largo de su vida profesional desarrollada en la Argentina. Como ejemplo podemos citar Dock Sud (1953), Hotel Alojamiento (1966), La madre María (1974).  

Eddie Pequenino (1928-2000). Aunque se destacó como músico y director de orquesta en los géneros del rock y del jazz, supo desempeñarse como actor en varias películas en las que actuó entre 1957 y 1984, en varias de ellas interpretando a personajes del género musical. A modo de ejemplo citamos La gorda (1966), En una playa junto al mar (1971), Los chiflados de batallón (1975), Mingo y Aníbal, dos pelotazos en contra (1984). 

Seguramente nadie relacionaría a Diana Maggi con Italia, pero nobleza obliga nació en Milán en 1920 con el nombre de Graziosa Maggi. Y si bien llegó de muy pequeña a la Argentina, representa precisamente la parábola de aquellos hijos de inmigrantes que vinieron en busca de una vida más digna.

Retrato de la actriz italiana Diana Maggi.

Su carrera cinematográfica se inició en 1938 pero su estelaridad se produjo a partir de los años 50 cuando realiza películas que le valieron premios y reconocimiento popular, transitando con total histrionismo tanto el drama como la comedia. En su extensa actuación, destacamos algunas de las películas tales como El morocho del Abasto (1950), El hincha (1951), La Tigra (1953), Nadie oyó gritar a Cecilio Fuentes (1965), El extraño del pelo largo (1975). 

Por ellos se formó de algún modo nuestro carácter e idiosincrasia, costumbres, hábitos que se fueron fusionando con los criollos. Recrearon para muchos las características propias de estos países, constituyendo para el contingente foráneo una manera de estar cerca de aquellos que tuvieron que dejar y que muchas veces jamás volverían a ver…

Gracias, merci, grazie … por tanto y por todo.

 

 

 

 

(*) Dejamos para la próxima nota las figuras provenientes del resto del continente americano

 

 

 


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BIO. 

(*) Mónica S. Incorvaia es docente universitaria. Profesora titular en la Capacitación de Fotografía Documental (UBA-FFyL) que se dicta a su vez en el La Lumière. Docente del curso On Line de Historia del Cine Argentino de La Lumiére. Y profesora en la Universidad de Palermo en el área audiovisual .  

 

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